Ese día, Cavem decidió dar un paseo por la montaña. Luego de caminar durante un largo rato, llegó hasta una cueva que no habia visto, apesar del las veces que habia paseado por allí. Se dijo: "voy a entrar un poco a ver que hay". Pasó la entrada de la cueva y camino unos 10 metros hasta que encontró una enorme pared de piedra. De repente, sintió un pequeño ruido, seguido de otro más fuerte y luego un fuerte estruendo. Vió como temblaba todo el lugar y corrió hacía la entrada. Pero....era tarde, enormes rocas habian tapado la salida de la cueva. Cavem se quedo en blanco por unos segundo y cuando reaccionó, se puso a empujar las rocas con los hombros.- Y como se te ocurre empujar, no ves el tamaño de esas piedras. Oyó que le decia una voz.
- ¿Quién me habla, está usted allá afuera? pregunto Caven.
- No, estoy adentro, más adentro que tu? Respondió la voz
Cavem, se desconcertó por unos instantes y pregunto de nuevo.
- ¿Usted también está atrapado en la cueva?
- No, quien está atrapado eres tu, yo siempre he estado aquí.
Cavem, repasó la respuesta en su cerebro y se dijo - "Estaré alucinando, aquí no hay nadie. Y empezó a gritar pidiendo ayuda.
La voz se oyó de nuevo:
- No grites, nadie te oirá, estas muy lejos del sendero. así que no pierdas el tiempo.
Cavem escuchó y decidió sentarse a un lado de la entrada.
La voz continuó:
- Ahora, hay muy poco que hacer, sólo esperar, la esperanza es lo último que se pierde. Esas rocas son muy grandes para moverlas. nadie va a pasar por aquí. Además, que no te escucharían porque debes estar como a metro y más de la parte externa.
Cavem, se abrazó a si mismo y empezó a sentir miedo.
Empezó a sentir escalofrios, cuando la voz se oyó de nuevo:
- Esto está preocupante. Para mover esas rocas necesitarias romperlas, pero aquí no tienes ninguna herramienta. la verdad, lo que queda es esperar. Si alguien pasa y te logra escuchar , puede pedir ayuda. Pero no te preocupes, se positivo.
Las horas empezaron a pasar, Cavem se durmió durante un largo rato, al abrir los ojos se sentía muy debil. No se podía parar de donde estaba.
La voz se escuchó de nuevo.
- No se ya cuantas horas han pasado y no viene nadie, creo que es momento de preocupase.
Cavem, escuchó y preguntó:
- Dime, ¿dónde estás tu, de dónde me hablas?
- Estoy adentro te dije, siempre he estado aquí. Todo el tiempo he estado escondido en esta cueva oscura para enseñarte cual es el camino y para recordarte quien eres tu. Respondió la voz.
- Pero, ¿quién soy yo, tu me conoces? Dijo Cavem sin hablar.
- Tu eres quien siempre te he dicho que eres, ni más ni menos, no creas otra cosa, yo soy tu identidad.
- No te entiendo. pero dime ¿hay alguna forma de salir de aquí?
- A ver, no tienes herramientas para romper las rocas, nadie te puede escuchar estas muy lejos del sendero, nadie sabes que estás aquí. ¿Qué crees tu?
Cavem supó en ese momento que estaba muriendo y sin abrir la boca, le pregunto a la voz:
¿Y quién eres tu?
- Yo soy quién tu siempres has creido que eres tu, yo soy tu identidad, yo soy quien te dice si puedes o no puedes o hasta donde llegas o no. En fin, yo soy tu ego.
En es momento Cavem entendió que había estado escuchando la voz limitante de su experiencia. Aquella voz que sólo le hablaba por lo que conocia y sabia y que era incapaz de ver más allá de su propia realidad creada por su limitada experiencia.
Empezó a cerrar los ojos, y en ese momento vio que entraba un rayo de luz por entre las rocas, oyó voces de niños y olió el humo de una fogata. No estaba profundo, estabá allí mismo, habia esperanzas de salvarse, pero por estar entretenido por la voz del ego y lamentandose por no tener herramientas o aceptando que estaba lejos del camino, no habia visto la rendija salvadoras entre las piedras. Y ya era tarde, ya el ego le habia dicho que no habia esperanza.
Lo último que pensó fue: Si hubiese seguido empujando las rocas hubiesen cedidio pero nuevamente hice caso a la voz.
Cavem cerró los ojos y se rindió ante la verdad de quien creyo haber sido.
H. G. CIBELE
No hay comentarios:
Publicar un comentario